miércoles, 29 de febrero de 2012

El simpático saludo de Tanito cuando llego a casa...

... y aún estoy dentro del coche (por eso de "Esperar a que termine una canción que te gusta antes de salir") :)

"Caminos..."


Hay 2 clases de caminos que podemos seguir. El camino de la luz o el camino de la oscuridad. La oscuridad es misteriosa, al principio atrae, te sumerge en su embrujo y poco a poco te atrapa en su pantano de arenas movedizas. La luz, en cambio, daña la vista, la luz deja en cueros todos y cada uno de nuestros defectos de cara a los demás, nos muestra vulnerables, casi ridículos a veces, y nos despoja de los muchos artificios que nos construimos con dedicación y empeño para darnos seguridad : las máscaras, caretas, maquillajes o escudos... En cambio, a pesar de todo esto, el camino de luz, poco a poco, con el tiempo, se vuelve fácil, sencillo, cómodamente agradable, y te ofrece una secilla alegría, una pequeñita felicidad constante digna de valorar. Poco a poco, el camino de la luz, te convierte en una persona de luz, y el camino de la oscuridad... El camino de la oscuridad te come, en su complejo entramado de recompensas momentáneas, vacías y estresantes.


Caminos...



Cuento 2. (Historia Verídica)



Ha entrado un pajarito perdido hoy en mi cocina. Estaba sola y he escuchado unos ruidos extraños. Al bajar las escaleras asustada, he visto que se había colado por una abertura pequeña de la ventana un pajarito que, en su estado de nerviosismo y desesperación, no dejaba de darse golpes contra el cristal, una y otra vez, empecinado en que ahí se encontraba la única salida, la única vía de escape para seguir adelante con su vida. Cada golpe estaba más empeñado en salir por el cristal, cada herida se volvía más loco, el cristal se ha vuelto casi opaco y parecía un muro de contención inquebrantable. "Es un cristal, sal por el hueco de la derecha" intentaba susurrarle yo desde la puerta. Con algo de miedo, he entrado en la cocina y he abierto del todo la ventana para q pudiera, con un poco de suerte, escapar por fin de la espiral en la q se había metido y encontrar la libertad, la felicidad q buscaba tan torpemente. No había manera, si se hubiera tratado de una persona habría pensado que el pajarito necesitaba a toda costa salir por el cristal para reparar algún trauma infantil de su subconsciente. Por fin, al cabo de unos minutos en una baldosa parado, he visto cómo, no sé si casualmente o en una ráfaga de lucidez interior, salía volando por la ventana y se perdía su figura en el horizonte. Su vuelo era débil, si no se hubiera empeñado en salir por el cristal una y otra vez tal vez ahora su salud y su fuerza le permitirían volar tan alto como el resto de pájaros que surcaban el cielo. Quizá nunca será el mismo, quizá se vuelva miedoso, más frío, desconfiado, o incluso quizá se vuelva más sabio, más fuerte y bonito. No lo sé, pero sé que pronto se recuperará, brillará con luz propia, desplegará con sus alas todo el abanico de colores vivos que escondía y volverá a dibujar figuras en el cielo con su vuelo.

 Bueno, voy a limpiar el cristal, en realidad, me gusta cuando está limpio, resplandeciente, y se cuelan los rayos del sol por él.







Cuento 1

Nadie se habría atrevido a vaticinar que, después de aquel tremendo huracán, el único árbol que iba a quedar en pie en todo el bosque sería aquel pequeño pinito de finas ramas y tronco enclenque. Nadie jamás habría apostado por él. En un bosque lleno de potentes robles, juncos, palmeras y encinas, nadie habría cometido tal insensatez. Pero, al igual que las cosas importantes de la vida, la verdadera fortaleza es invisible a los ojos, y bajo tan insignificante pino de finas ramas y tronco enclenque, se desplegaba todo un universo de gruesas, largas y centenarias raíces, que nunca lo habrían dejado doblegarse como a los demás





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martes, 28 de febrero de 2012

Presentación de "Mis andamios rosas"



Yo tenía un bonito castillo de arena en el aire. Era bonito. Era brillante. Pero era de arena. Y estaba en el aire. Un día el castillo se desmoronó desde las alturas, y me cubrió de mierda.




Desde aquel día, mi máximo empeño ha consistido en levantar de la nada todos los andamios, fuertes y firmes, que mi alma necesitaba para rescatarme del naufragio. Levantar Mis andamios rosas...




 Y así construir una nueva vida. Unos cimientos. Una lumbre. Una casa. Pequeñita, humilde, acogedora, y en el suelo. Sobre el frío cemento. Para que nunca se desplome y me vuelva a sepultar la misma mierda.