Yo tenía un bonito castillo de arena en el aire. Era bonito. Era brillante. Pero era de arena. Y estaba en el aire. Un día el castillo se desmoronó desde las alturas, y me cubrió de mierda.
Y así construir una nueva vida. Unos cimientos. Una lumbre. Una casa. Pequeñita, humilde, acogedora, y en el suelo. Sobre el frío cemento. Para que nunca se desplome y me vuelva a sepultar la misma mierda.
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